Un segundo más feliz


Algún día me explicarás esa cara de boba que se te pone: ojos llorosos en mirada implorante y labios que tiemblan.
Y no me cuentes eso de que quieres volar a la luna. Las dos sabemos que cada noche, un johnny tras otro, te balanceas entre supernovas y agujeros negros mientras te dejas querer, casi siempre escondida bajo el humo y las copas, por cualquier genio visto a través de un vidrio de whisky.
Así que déjate de historias, nos conocemos desde la bolsa embrionaria y ya no sirven los lamentos.
Cuanto te odio en instantes como estos... cuanto te quiero también por ellos.
Mejor quedémonos en el momento justo. Antes de que mis besos de lija ya no sean graciosos y tus desapariciones incómodas. Todavía nos queda algún segundo más feliz.

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