Un juego.

Seguir las instrucciones al pie de la letra; leer mapa y brújula correctamente; llenar alforjas y empezar a caminar.
Siguiendo las coordenadas desde 43º18´N/7º40´W es imposible perderse, a menos que, en las paradas del camino, pueda el cansancio o surja otra aventura. Aquellos que renuncian olvidan en su primer sueño los motivos que les empujaban, entran en una especie de sopor y acaban por mimetizarse con el objeto de su renuncia; puedes verlos si te fijas, cuando abren los ojos espiando con sus iris; en este estado sobreviven al tiempo inmóviles, apenas respiran porque son humus.
A 24º30´N/13º00´W la distancia ya no importa aunque sí la soledad. Hacia El Taref las piras acompañan y reconozco la absurda ironía del juego; putrefacción y purificación; la descomposición de la materia. A punto de los treinta edad pedestre me deshago de la carga pesada y la quemo.
Vientos fuertes y tierra helada, 62º59´S/60º43´W, Base Decepción. Bajo los restos de una erupción volcánica señalados con X en el mapa, en su día, el inventor del juego enterró esta urna guardiana del gran secreto. Dejo el cierre intacto pero añado un mensaje: llegué y me fui.
Comentarios
Beso.
Bico.
saludos
Me hice mi propia historia con este texto, o mejor dicho, me la adapté.
Y esas fotos... ains, que me las comíaaaa!
Gata Chata como curiosidad y ya que lo comentas... Base Decepción existió de verdad en la Antártida, justo en las coordenadas que doy, encontré el dato por casualidad y me gustó, así que ya ves...jejeje, me lo apropio.
Por cierto, desparareción tras una erupción volcánica (si es que... se puede aprovechar de todo para una historia). Besos.